viernes, 15 de abril de 2011

EL MONTAPLATOS de Harold Pinter



Harold Pinter publicó “El montaplatos” en 1957 como un ejercicio dramático en el que enfrentaba a dos personajes en una habitación cerrada y, al igual que Skinner manipulaba ratas en una caja, Pinter manipula a sus personajes encerrados en un sótano. Considerado por la Academia Sueca como el más destacado representante del drama británico del siglo XX y gran conocedor del teatro del absurdo, fue galardonado con el premio Nobel de literatura con el siguiente epígrafe: “Quien en sus obras se descubre el precipicio bajo la irrelevancia cotidiana y las fuerzas que entran en confrontación en las habitaciones cerradas”

Bajo el título de “The Dumb-Waiter” (El camarero silencioso), Pinter encierra un fascinante estudio de la personalidad humana y, podemos decir, que encierra un microretratro de la sociedad que nos envuelve. Una sociedad donde el valor del dinero nos puede llevar a cometer cualquier locura debido a la alienación que este produce en nosotros. Supresión del libre albedrío personal provocado por la necesidad de mantener un puesto de trabajo y de cobrar una nómina a final de mes. ¿Qué riesgos corremos todos los días en nuestros trabajos para poder vivir, tal y como deseamos vivir? Riesgos morales, riesgos éticos, riesgos psicológicos, riesgos físicos y un largo etcétera. ¿No son muchos riesgos? 

Encerrados en un sótano dos personajes esperan la inminente llegada de un tercero, como Vladimir y Estragón esperan a Godot, Ben y Gus esperan las órdenes de Wilson y mientras tanto Pinter agita la coctelera a modo de psicólogo conductista para destilar un licor muy seco, pero con unas gotitas de humor. 


 

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